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LA ORACIÓN DEL SEÑOR

Carter Conlon

En Lucas 11:2-4 Jesús nos enseñó sobre la oración. Examinemos brevemente algunos de los conceptos básicos que Él enseñó.

“Padre Nuestro”: Debemos entender que ahora estamos en relación con Dios el Padre por medio de Jesucristo. Esto nos otorga el derecho a presentarnos delante de Su trono y dar a conocer nuestras peticiones.

“Que estas en los cielos”: Sus caminos son más altos que los nuestros; Sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos. Él vive en un lugar de victoria absoluta y total. No existe posibilidad de derrota en Dios.

“Santificado sea tu nombre”: Se puede confiar en El nombre y la reputación de Dios. Él es justo y nunca nos hablará nada que sea contrario a la verdad.

“Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”: De la forma en que las cosas existen en Su corazón y mente es como debiesen ser en la tierra. A medida que tú y yo caminamos con Dios, vamos teniendo un creciente deseo interno de ver Su reino en gloria y poder; de ver que Su voluntad se hace en la tierra como es hecha en el cielo. Hay un cambio que debiese suceder en nuestra oración. Ya no debería ser solamente acerca de nosotros, sino que ahora debiese estar centrada en los demás. ¡Aquí es donde se encuentra el verdadero poder de la oración!

“El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy”: Dios nos dará nuestra provisión diaria como le pedimos y reconoceremos que Él es nuestro proveedor.

“Y perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben”: Tu y yo somos embajadores del reino del perdón. Por lo tanto, es imperativo que perdonemos a los demás, para que no seamos incapaces de representar el perdón de Dios en la tierra.

“Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal”: Debemos confiar en que Dios nos guía y nos libra, reconociendo que no somos lo suficientemente inteligentes como vivir esta vida por nuestra propia cuenta. Aun lo más profundo de nuestro corazón es engañoso, y podemos crear lo que creemos es la dirección de Dios, incluso a pesar de que es en realidad la guía de nuestro propio corazón. Simplemente no debemos asumir que el camino en el que estamos es el correcto, aunque pueda parecerlo a nuestra vista. Según las Escrituras: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 16:25).


HORIZONTE INTERNACIONAL

Mike MacIntosh

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos por ellos. De lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos...
Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que aman orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. De cierto os digo que ya tienen su recompensa.

Pero tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en secreto te recompensará.
Y al orar, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no os hagáis semejantes a ellos, porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis.

Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos: Santificado sea tu nombre, venga tu reino, sea hecha tu voluntad, como en el cielo así también en la tierra. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. Y no nos metas en tentación, más líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por todos los siglos. Amén.
Mateo 6:1, 5-13

La oración es una manera de comunicarte con Dios. Se ora cuando uno pide perdón de sus pecados y cuando pide salvación para su alma y además puedes comunicarle acerca de tus necesidades diarias.

Para mí esta porción de Escritura debe ser titulada “El privilegio de la oración”. Pienso que debemos ver a la oración como un privilegio.

Jesús nos está diciendo que no seamos como los hipócritas. Esto nos indica que sí es posible orar y ser hipócrita a la vez. Nos dice que la gente que quiere ser reconocida está recibiendo su recompensa al impresionar a la gente. Muchos usan su religión, cualquiera que sea, para poder ser vista por los hombres. ¿Por qué buscan ser reconocidos? Creo que se trata del orgullo, de un gran ego que quiere mostrarse muy espiritual. Jesús nos dice que así no debemos orar.

En los tiempos de Jesús se oraba de pie. Pero unos gustaban abusar de esto para atraer la atención. Es que cuando uno se ponía de pie para orar, todos lo hacían también. Jesús nos amonesta no tratar de ser el punto de enfoque.

He estado en reuniones en las cuales el Espíritu de Dios estaba moviéndose tiernamente sobre la gente y unos se pusieron de pie y gritaron en oración. En este caso todos voltean y el enfoque no queda sobre el Señor sino sobre esa persona. Y he visto a otros desanimarse porque no oran tan recio e entusiasta como esa persona.

Entonces cuando oramos no debe ser para llamar la atención de nadie. Aprenderemos que cuando oremos sólo debemos hablar (comunicarnos) con Dios. No tienes que tratar de ser alguien que no eres. Tan solo abre tu corazón y habla con tu Padre Celestial.

 


EL MISTERIO REVELADO

Gary Wilkerson

“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). La principal audiencia de Juan para su evangelio era la cultura griega. Es por eso que de inmediato identificó a Jesús como “el Verbo”, en referencia al término griego logos. Los griegos habían estado examinando el concepto logos desde hace siglos, una idea que expresaba sabiduría, conocimiento, razón, el significado de la vida y la filosofía de la existencia humana.

Ahora Juan los desafiaba: “¿De verdad quieren saber cuál es el significado de la vida, para entender todo propósito humano en esta tierra? El logos que ustedes buscan se encuentra en la Palabra literal de Dios- Su Hijo: Jesús. ¡Cristo es el logos del cual todo el mundo tiene hambre! Ustedes buscan el conocimiento, pero logos –la vida y la sabiduría real y capaz de ser conocida- se expresan plenamente en Jesús”.

Cuando yo tenía unos doce años escuché a una periodista entrevistando a un residente de Teen Challenge [Desafío Juvenil]. Ella le preguntó: “¿Qué es lo diferente en este programa? ¿Qué te ofrece que no encontrarías en un centro de tratamiento secular?”. El joven le respondió: “Recibimos el Espíritu Santo por la mañana, a Jesús en la tarde, y al Padre en la noche”. Esa respuesta hoy en día puede sonar trillada, pero no fue así hace cuarenta años. Recuerdo el entusiasmo del joven mientras le decía a la reportera: “Teen Challenge es todo acerca de Dios, Sólo Él pudo liberarme de esta manera. Sólo Él pudo darme propósito y esperanza y hacerme feliz. ¡Señora, esto es real!”

Esa es la misma palabra que Juan usa para describir a Jesús a los griegos: real. “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9). Del griego, Juan usa la palabra “alethinos”, que significa “real”. Los griegos pensaban que “logos” era imposible de conocer, pero Juan les dijo: “Dios no se está escondiendo. Él vino a la tierra para vivir entre nosotros. ¡El misterio de Dios se ha revelado en Jesús!”

¿Cómo se revela exactamente este misterio? Jesús elige a darse a conocer al mundo a través de Su pueblo. Cuando Juan dice que Cristo viene a morar en nosotros, el verbo que usa significa “tabernáculo”. Jesús “hace su tabernáculo” en nosotros, tal como Dios lo hizo en el Antiguo Testamento: Su gloria descendiendo del cielo para habitar en medio de Su pueblo. Él decide hacer Su hogar en nosotros, haciéndonos -tanto a individuos como a congregaciones- la morada de Su gloria.

Esta fue una verdad central para mi padre, David Wilkerson, quien a menudo decía: “Yo no quiero una visitación de Dios. Quiero que habite en nosotros”. Esa verdad vino directamente de Juan, quien dijo a los griegos: “El logos es más que información, más que asentimiento mental a una idea. ¡Es Dios mismo viniendo a habitar dentro de nosotros!”


ESCRITO ESTÁ

David Wilkerson


“El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4). “Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios” (4:7). “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás” (4:10). Cuando Jesús se enfrentó a las artimañas del diablo, venció con la Palabra de Dios.


Hoy en día tenemos además otro “escrito está": “Yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:32). Puedes confiar en él Señor,  Ya que el diablo usará sus artimañas y puedes pensar: “Puedes tratar de derribar mi fe, pero tienes que saber esto: ¡Mi Jesús está orando por mí!”


La fe de Pedro fue probada y sacudida, y debido a su orgullo tropezó. Pero en respuesta a la oración del Maestro, las raíces de su fe no habían sido destruidas. Justo cuando Satanás estaba gritando de alegría y parecía como si el Señor había perdido un amigo ungido, ¡Pedro vio los ojos de Jesús y éstos lo traspasaron! “Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro…y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” (Lucas 22: 61-62).


“Lloró amargamente” en griego significa “algo desgarrador, un grito violento”. “Y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (22:61). Me imagino que este hombre caminó hacia las colinas de Judea, postrándose sobre su rostro con las manos extendidas, llorando: “¡Oh, Padre, él estaba en lo correcto! No le hice caso. Me advirtió que Satanás trataría de destruir mi fe. ¿Morir por Jesús? ¿Por qué? ¡No podría ni siquiera defender a una dama! ¡Perdóname! ¡Yo lo amo! ¿A quién más podría ir?”

Creo que la fe de Pedro se apoderó de algo más que Jesús le había dicho: “Y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos” (Lucas 22:32). ¿Cuántas veces Pedro recordó estas palabras en su mente y corazón, reflexionando dentro de sí: “¿Acaso no dijo Jesús vuelve? ¿Acaso no dijo que todavía tenía un ministerio? ¿Después de lo que hice, se supone que debo ayudar a los demás?"

Dios contestó la oración de su Hijo. Puedo ver a Pedro poniéndose en pie con el Espíritu de Dios fluyendo a través de él y con las manos levantadas al cielo, diciendo: “¡Vete, Satanás! Yo le fallé, pero todavía lo amo. Él prometió, y de hecho profetizó, que yo iba a volver y que sería fortaleza para otros, que sería una roca. ¡Volveré donde mis hermanos y hermanas!”


HORIZONTE INTERNACIONAL

Mike MacIntosh 

En el día de mi angustia te llamaré; porque tú me respondes. Salmos 86:7

¿Te gustaría tan sólo marcar un número de teléfono y hablar directamente con Dios?

En la película “El todopoderoso” el actor cómico Jim Carrey interpreta a un reportero de TV que se llama Bruce que ha tenido mala suerte y está muy enojado. Después de tantas quejas Dios le da la oportunidad de hacer su trabajo. Morgan Freeman interpreta a Dios.

Dios le manda un mensaje a Bruce y aparece su número de teléfono en su pantalla. Luego de estrenarse la película, muchas personas marcaron a este número telefónico. Una mujer dejó un recado: “Estoy en la cárcel ahora pero como te dije anoche, te amo. Voy a hacer las cosas correctamente y espero que me dejes regresar con mi esposo e hijos.” Otra persona dijo: “Oye Dios, he hecho cosas muy malas en mi vida. Necesito arrepentirme. Por favor contesta mis oraciones”.

¿Qué tal si de veras pudiéramos contactar a Dios de esta manera? Bueno, te tengo noticias. Él ya nos ha dado acceso instantáneo en cualquier momento, desde cualquier lugar y en cualquier circunstancia.

El día que yo clame a ti, mis enemigos retrocederán. Esto sé: que Dios está a mi lado. En Dios, cuya palabra alabo, en el SEÑOR, cuya palabra alabo, en Dios he confiado. No temeré lo que me pueda hacer el hombre. Salmos 56:9-11

Sólo tenemos que comenzar a hablarle, en silencio o en voz alta.

Nuestro Padre quiere comunicarse con sus hijos tanto que lo ha hecho increíblemente fácil para que se pongan con él.