RESPONDIENDO A LA AGRESION ATEISTA
Cuando se trata de compartir las buenas nuevas del evangelio de Jesucristo (por cierto algo que no es opcional sino un mandamiento como nos lo encomendó el Señor en Mateo 28:19-20) se pueden presentar momentos en que nos topemos con gente escéptica e incluso agresiva que se burle de nosotros y de la Palabra de verdad. ¿Cómo responder a estas personas? El compartir en estas condiciones no es tan sencillo y a veces incluso no es posible.
No existe una simple fórmula para lidiar con un ateo hostil. Antes de compartir a cualquier persona uno debe estar en oración, pues nosotros no somos capaces de convencer a nadie (Juan 16:7-8). Debemos recordar que el Señor escogió a lo necio, lo vil, lo menospreciado y lo que no es (1ª Corintios 1:26-31) “a fin de que nadie se jacte en su presencia… para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”, y esas son las características que nos describen a nosotros pues ciertamente el Señor nos escogió por pura gracia y no porque estuviéramos calificados, y mucho menos, porque lo mereciéramos (Romanos 3:10-12, 23-24; Efesios 1:3-14).
Además de tener el respaldo del Señor en oración, debemos de recordar estos principios bíblicos cuando nos encontremos en una situación hostil al compartir el evangelio.
- Considérate bendecido y regocíjate por encontrarte en un momento de prueba, aunque sea una burla o un ataque verbal (1ª Pedro 4:13-14). Recuerda que tu galardón es grande en los cielos (Mateo 5:11-12).
- No respondas de la misma manera. No debemos devolver mal por mal (1ª Pedro 3:9) sino que debemos de tener una buena conciencia (1ª Pedro 3:16). Recuerda que la blanda respuesta aplaca la ira (Proverbios 15:1); y como este tipo de respuesta es imposible en nuestra carne (Santiago 3:1-12), es por eso que debemos estar siempre en comunión con el Señor a través de Su Palabra y de la oración.
- Si ves que la conversación no está llevando a ningún punto y que la otra persona no tiene ningún interés en la verdad sino solo en atacarla, entonces termina amablemente la conversación. Recuerda Mateo 7:6. Puedes explicarle a la persona que no tiene sentido continuar con la discusión a menos de que la otra persona, esté dispuesta a escuchar y a no atacar. Recuerda que el Señor es el que hace la obra (Isaías 55:8-11).
- Siempre prepárate para defender tu fe (1ª Pedro 3:15). Esto significa que debes conocer la Biblia y que debes conocer cómo responder a objeciones comunes. Mucho material al respecto se encuentra en la Academia.
- Como ya se mencionó, recuerda que tu trabajo no es convencer al ateo, sino solamente compartir la Palabra. El convencimiento es labor del Espíritu Santo. Recuerda que si compartes la Palabra de verdad siempre habrá quien la rechace y quien se burle.
Mas allá de defender la Palabra solamente, estate preparado para retar a los escépticos a defender sus posiciones y argumentos. No dejes que ellos tomen control de la conversación y que solo seas tú el que presente evidencia de lo que crees. Si el escéptico o el ateo hace una aseveración sin dar alguna razón al respecto, pregúntale: ¿por qué crees eso?
También, no olvides aprender del ejemplo de otros. En la Biblia podrás encontrar cómo muchos profetas y discípulos lidiaron con críticas hostiles y momentos difíciles.
Por último, cada vez que te encuentres en una situación así, agradece al Señor porque el poder entender la Palabra no es algo que proviene de nuestra naturaleza, es algo que Él nos ha concedido en Su maravillosa gracia (Lucas 24:45; Juan 6:63).
Adaptado de “Handling Aggressive Atheists”. Keaton Halley. 9 de Junio, 2013. http://creation.com/aggressive-atheists.
Aportación de nuestro hermano y amigo el Ing. José Luis de León.