Estudio sobre ADN arroja nuevas luces sobre la evolución del caballo.

Algunos argumentan que el caballo ofrece un “ejemplo clásico” de evolución. Pero nuevas investigaciones ¿refutan esa afirmación?

Tomado del Boletín semanal de AiG

Tanto evolucionistas como creacionistas reconocen que múltiples especies modernas pueden derivar de un mismo grupo ancestral. Para los evolucionistas, esta es la idea de la evolución a partir de un ancestro común. Para los creacionistas, esta es la idea de variación dentro de una especie singular creada. La diferencia es que los evolucionistas tienden a visualizar múltiples especies como parte de un linaje evolucionario desde algo viejo y menos evolucionado, hacia algo más joven y más evolucionado. En la evolución humana, por ejemplo, se supone que el Homo Erectus es una forma de homínido más antiguo y menos evolucionado, mientras que el Homo Sapiens es más reciente y más altamente evolucionado.

Los creacionistas, por su parte, ven las divergencias entre las especies simplemente como tales: diferencias morfológicas, genéticas y conductuales que se explican por la adaptación al medio y debido a fuerzas selectivas. Las crías terminan con menos información genética que sus ancestros, no con más.

La diferencia en estos puntos de vista es evidente cuando consideramos la variedad de los caballos, modernos y fósiles. Los evolucionistas han agrupado a los fósiles de caballos dentro de un linaje evolutivo. Los creacionistas, en cambio, consideran que la mayoría de los diferentes fósiles de caballos simplemente poseen características únicas, justo como los diferentes caballos hoy en día las tienen. De acuerdo a los creacionistas, los caballos modernos, las cebras y los asnos son parte de la misma especie original creada, y sus diferencias reflejan fuerzas selectivas en marcha desde el Diluvio.

Investigaciones publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ayudan a confirmar el enfoque creacionista. Científicos recabaron ADN de varios especímenes fósiles que pertenecen a la familia taxonómica Equidae, la cual incluye tanto a los caballos modernos y extintos, como a las cebras y los asnos. Anteriormente, la mayoría de los científicos creían que los equinos extintos, eran evolutivamente distintos a las especies modernas. Por el contrario, los nuevos estudios muestran que los especímenes extintos eran meras variaciones de las criaturas que existen hoy en día. Los ejemplos incluyen:

•    La cebra del Cabo, una especie grande y extinta originaria de Sudáfrica, era simplemente una variante de la moderna cebra de la llanura, de la cual ahora se cree que es “altamente variable tanto en el color del pelaje como en el tamaño”.

•    Una especie de asno, del cual se piensa que habita en Rusia desde tiempos recientes, aparece relacionada con fósiles de una especie de asno que se cree extinta por más de un millón de años (?).

•    Una especie de caballo fósil de Sudamérica, se creía “parte de un antiguo linaje de Note América”; sin embargo, las pruebas genéticas revelan que en realidad tal especie se encuentra en “la moderna radiación de especies equinas”.

Por tanto, en la totalidad de los tres principales grupos de equinos, las especies fósiles que se creían considerablemente diferentes de las formas modernas, son en realidad bastante similares –variaciones dentro de una especie, en lugar de formas menos o más evolucionadas–. Uno de los investigadores, Alan Cooper, del Australian Center of Ancient DNA de la Universidad de Adelaida, explicó: “En general, los nuevos resultados genéticos sugieren que hemos subestimado cuánto puede variar una sola especie a lo largo del tiempo y el espacio, y hemos asumido equivocadamente más diversidad entre las diversas especies extintas de la megafauna”.

Cooper añadió: “Estudios sobre el ADN antiguo han revelado que la pérdida de diversidad genética en muchas especies sobrevivientes parece haber sido extremadamente severa” –lo cual confirma también la postura creacionista acerca de que las especies van perdiendo información genética a lo largo del tiempo–. Él también aseveró que la investigación “tiene importantes implicaciones para nuestro entendimiento de la evolución humana, en la que un gran número de especies son reconocidas a partir de un registro de fósiles relativamente fragmentado”. ¿Podrían los evolucionistas algún día cambiar el estatus de nuestros supuestos homínidos ancestros de “menos evolucionados” a “parientes cercanos”, como los creacionistas han argumentado?

Traducido por Francisco Javier Fonseca